viernes, 9 de abril de 2010

El Filólogo en el AVE


Soy un sibarita. Lo reconozco. Siempre me ha gustado viajar con comodidad y que me cuiden un poco. Por eso, aprovechando las facilidades de la web de renfe saqué los billetes con la suficiente antelación como para coger la tarifa web, y volví en clase club por el mismo dinero que me hubiera costado el billete en clase turista, aproximadamente.

La única diferencia entre clase club y clase preferente es la comida: El menú es excelente, puedes elegir entre carne o pescado, e incluso tienen un menú frio por si no quieres comer mucho...

El servicio es de porcelana y los cubiertos son de más calidad que en preferente, y la bandeja está cubierta con un mantelito. La servilleta (de lino y algodón) es bastante grande y los vasos son de cristal.

En mi caso elegí la comida caliente, compuesta por consomé, ensalada con pollo marinado, queso, piña, pimiento rojo y salsa de mostaza. De segundo elegí el cordero guisado con verduras y arroz al azafrán y de postre una tarta de frutos secos.

El trato en todo momento es correcto, y aunque el viaje dura como una hora y media se te pasa en un suspiro.

Merece la pena darse el capricho al menos una vez. ¡Yo ya lo he hecho!

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